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  TANTOS  ACIDENTES  ÚLTIMAMENTE...

      De repente, algo me llama la atención en las noticias locales. Tantos accidentes que ocurren más o menos en el mismo punto de la carretera.  La alta velocidad, los adelantamientos odiosos, los cráteres a mitad de camino y el alcohol corriendo por la sangre pueden contribuir a lo peor. Pero estas no son siempre las razones principales. Y ahora me dirigiré a aquellos que creen en la continuidad de la vida. Recordé las innumerables psicografías que he hecho y los diversos informes recibidos de seres queridos que se fueron por accidentes automovilísticos, accidentes de motocicleta e incluso suicidio. Todos fueron y son unánimes en afirmar que, cuando ocurre un desastre en el camino, segando la envoltura carnal, el alma no puede ir muy lejos, es decir, por la violencia del rapto, queda atrapada en ese lugar por mucho tiempo. . En primer lugar, porque nadie quiere irse y no está lo suficientemente preparado para una despedida abrupta de las personas que ama. En segundo lugar, porque cuanto más joven es la persona, más energía tiene que vaciarse de materia y tarda más en ascender. Si el mismo Cristo tardó tres días en ascender, imagina una persona común. El cuerpo puede ser quitado, velado, enterrado o incinerado lejos, sin embargo, el espíritu queda como atrapado en los recuerdos de lo sucedido y termina regresando a donde sucedió todo. A veces es porque necesita entender el motivo de su desapego y si hay alguien a quien culpar, no encontrará la paz hasta que se haga justicia. La energía puede ser solitaria o colectiva  pero no deja de ser perturbadora. Existe a pesar de ser invisible.

      Estas personas que se han ido a la fuerza a una nueva dimensión necesitan oraciones y muchas oraciones. Porque aún sin querer, la energía del dolor, la desesperación, el pánico de quienes se van, forma una nube pesada y oscura en las inmediaciones de donde sucedió todo y puede provocar aún más accidentes. En estos tramos donde se vienen sucediendo tantos hechos tristes y dolorosos, sería conveniente que las religiones se unan y envíen a algunos de sus representantes a una oración, una misa, una bendición o incluso una ofrenda de flores y dulces al lado de el camino para paliar el sufrimiento de los que partieron trastornados, renunciando a sus sueños y sus pertenencias. No todos se quedan ahí, según el nivel evolutivo de cada uno, pero los pocos o muchos que quedan terminan perjudicando a quienes transitan por estas carreteras.

      Seguro que nadie sale temprano. Si es el momento, no hay forma de engañar al destino. Pero si se puede hacer algo para evitar que alguien se lastime o pierda totalmente su vehículo o el de otra persona, todos saldremos beneficiados porque podemos estar seguros de que actuamos con la mejor de las intenciones.

 

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